Ayer, hace 17 años, la vida me enseñó una de las lecciones más difíciles de aplicar, pero de las más valiosas. Hoy quiero compartirles mis pensamientos. Aprendí que cuando estamos bravos con alguien, no hay que esperar a que pase una desgracia o algo malo para poder arreglar las cosas. Uno tiene que poder arreglar las cosas en los momentos que las cosas van bien. Poder celebrar y compartir las alegrías. Hay que pensar más en nuestras acciones y decisiones, en quienes repercuten alrededor. Pensar en los sentimientos de los demás. Pensar antes de actuar con furia. Pensar para no lastimar a los que más queremos. No soy perfecta, no practico esto a diario, pero trato. Yo también me he equivocado. También he sabido y tenido que pedir perdón. He visto situaciones difíciles muy cerca mío, que me han enseñado a ver la vida diferente. Y quiero poder vivir cada día como si fuera mi último y con una sonrisa, pero también lloro, también grito y también me frustro. Al final no soy perfecta. Soy un ser humano como todos, llena de sentimientos, pero muy agradecida con Ds por mi vida, por sus enseñanzas, por mi familia, por mis amigos y por todo mi alrededor y las maravillosas personas que ha puesto en mi camino.
Así soy yo, Denise